La Tierra,
al igual que nosotros tiene sus meridianos, chakras, enclaves energéticos.
Las Líneas
Curry y Hartman, son líneas electromagnéticas, las cuevas naturales, fallas geológicas,
etc. Son puntos también con energías telúricas, campos que emite la tierra, que
favorecen ciertos estados de conciencia o incluso nos pueden producir también
enfermedades.
Hay lugares,
donde la información que emite son de orden y equilibrio, y nos encontramos muy
bien.
Otros, al contrario,
son campos electromagnéticos que no son compatibles con nuestra frecuencia
biológica, y permanecer en ellos mucho tiempo puede hacernos enfermar.
Estos conocimientos,
los han poseído ya culturas ancestrales, que mediante la observación de la
naturaleza, conocían los lugares más saludables y adecuados para situar los
lugares de descanso, y también de culto y de conexión con lo espiritual.
Podemos verlo
de manera muy clara en el Feng Shui, antigua sabiduría oriental, que mediante
la observación, ubicaban los espacios vitales en los más saludables, haciendo
que la energía o prana circulara de una manera armónica.
Así todas
las culturas, tenían personas más sensibles y sabias que localizaban los
lugares más adecuados para realizar sus cultos religiosos.
Los Dólmenes
y otros conjuntos megalíticos, señalaban lugares de gran densidad informacional.
En esos
mismos lugares, los pueblos conquistadores, fueron construyendo sucesivamente,
sus ermitas, templos ,pirámides, catedrales y otras porque eran los lugares
donde, las corrientes de agua, venas subterráneas, etc, creaban campos de
fuerza que amplificaban la percepción y facilitaban otros estados de
conciencia.
Estamos rodeados
e interpenetrados, por una campo cuántico de información que los antiguos llamaron
el Akash y hoy se le conoce en Física Cuántica como el Campo, o el Subconsciente
colectivo de Jung, Los Campos resonadores mórficos de Rupert Sheldrake, en el
que vemos que toda la memoria y la historia de la humanidad queda grabada en el
Campo Cuántico.
Cuando
acudimos a lugares donde se han practicado oraciones, rituales, ofrendas y
prácticas religiosas o de otra índole, podemos sincronizarnos con la información
y acceder al conocimiento que encierra el lugar.
Al mismo
tiempo hay lugares con frecuencias, que nos ordenan, nos equilibran siendo
sanadores por su propia naturaleza y orden.
Cuando
sentimos la necesidad en nuestro interior de buscar la conexión con nuestro
centro, o en momentos de cambios, en momentos de crecimiento personal, necesitamos
alejarnos de todo lo cotidiano, de todo lo que nos recuerde aquello que queremos
cambiar en nosotros.
Los patrones
de conducta heredados, los sistemas de creencias, lo hábitos que han establecido
grabaciones en nuestro cuerpo, células, cerebro, siguen vigentes mientras que
no nos convirtamos en la persona distinta, con pensamientos, emociones, y
sistemas de creencias diferentes.
En los
viajes iniciáticos, debe haber un sentido o propósito del viaje.
Es un viaje
a nuestro interior, para descubrirnos y conocernos a nosotros mismos, y en
muchas ocasiones para sanar.
Los lugares en
enclaves energéticos nos ayudarán, junto las meditaciones guíadas, respiraciones,
pautas y acompañamiento del proceso, a vivir una experiencia de transformación
y evolución consciente.
Por lo tanto
un Viaje Sagrado, es un viaje que se realiza con un propósito, con un fin, de
reconexión, conocimiento, crecimiento personal y transformación.
Hay que
tener presente que en muchas ocasiones, el empezar a descubrir en nosotros
memorias, situaciones, energías y bloqueos, podemos sentir el movimiento de transformación
y la sacudida de los cimientos o de la zona de confort en la que nos encontrábamos
bloqueados, y eso a veces es incómodo, es un proceso necesario de liberación
para poder dejar entrar la nueva información que permitirá acceder a otra forma
de vivir la vida, con otra percepción y una nueva conciencia.
Ana Isabel
Gallego García
Facilitadora
de Encuentros, Viajes y Talleres de Crecimiento Personal.
Directora
del Centro Krystal Esmeralda.