Ya vamos notando el cambio en la Luz, muchos de nosotros ya vamos sintiendo el cambio de energía. Nos acercamos al cambio estacional.
Si nos detenemos a escuchar nuestro cuerpo y a observamos, sentiremos ya la necesidad de ir cambiando nuestra alimentación y nuestra actividad.
Hemos pasado del período estival, donde la energía del Sol y del fuego, los largos días, van dejando paso a una Luz más tenue y con ella a días que se van acortando.
Poco a poco, comenzaremos a sentir las temperaturas más frescas.
En nuestro organismo se producen también estos cambios, pues la vida está regida por ritmos y ciclos naturales, que se pueden observar en la Naturaleza.
Las medicinas tradicionales, observan y siguen, para conservar el equilibrio energético y por ende la salud, éstos ritmos naturales.
De sentir una energía expansiva propia del verano, empezaremos a sentirnos más instrospectivos, con más necesidad de empezar a replegar la energía hacia nuestro interior.
Es ahora el momento de hacer depuraciones y limpiar nuestro organismo de toxinas, para preparar nuestro sistema inmunológico a estar en óptimas condiciones y poder así gestionar el cambio de tiempo, que puede traernos procesos infecciosos, más proclives en los meses de frío y humedad.
Para la Medicina Tradicional China, el otoño, es el tiempo en el que la energía del metal se manifiesta en los Meridianos de Pulmón e Intestino grueso.
Es pues, importante fortalecer este movimiento con los hábitos adecuados.
Limitar en todo lo posible las harinas refinadas y el azúcar blanco, carnes rojas, procesados, fritos, pre cocinados y todo lo que se aleja de lo que nos da la naturaleza en cada una de las estaciones y lejos de nuestro hábitat, nos ayudará a estar en mejores condiciones energéticas.
Volver al “chup chup” del puchero, de las legumbres con verduras, de las sopas y cremas, será una magnífica manera de mimarnos y darnos ese amor que el cuidado a nosotros mismos nos sube nuestra auto-estima y por tanto nuestro sistema inmunológico.
Cuidarnos y cuidar a los que queremos, poniendo en nuestras cocinas la energía del amor, volver al olor a hogar, que muchos recordamos de nuestras infancias y que en el período de confinamiento se recuperó. Eliminar esas comidas rápidas, que lo único que nos aportan son calorías vacías, sin ningún aporte nutricional.
Tomar conciencia de cuales son las necesidades biológicas de nuestro cuerpo, escuchándole y observar los efectos que nos producen los alimentos, como nuestro estado físico, mental y emocional,puede cambiar con distintos alimentos, cambiando nuestra química.
Con estas pautas, podremos de verdad, fortalecer nuestro organismo, permitiéndose que pueda realizar su propia regulación y equilibrio. Estamos dotados de una inteligencia superior que si la dejamos obrar, será una garantía de calidad de vida.
Podemos incorporar a nuestras vidas las infusiones de plantas medicinales, como el tomillo, el regaliz, el orégano, el jengibre, la cúrcuma, tomadas después de las comidas, serán también de gran ayuda para prevenir infecciones
También vendrá bien depurar nuestros organismos con infusiones con diente de león, cola de caballo, bardana, ortiga…
Tomar caldos depurativos de verduras, preparados con apio, cebolla, perejil, col, alguna alga, como la kombu o la wakame, serán también muy beneficiosos.
Incorporar frutos secos, como tentempié sano, son moderación, por su gran aporte calórico, pero muy ricos en nutrientes.
Recuperar las especies en la cocina, con sus grandes cualidades medicinales.
Tomar contacto cada día con la Naturaleza, observar, pasear, respirar con conciencia,llenarnos y sentir la conexión con todos los Seres, tomando conciencia de que todos formamos parte de un solo cuerpo, en el que hemos de cooperar para su perfecto funcionamiento.
Y sobre todo agradecer todo lo que tenemos cada día, es la mejor receta para conseguir una vida plena y despierta.
El cambio está dentro de cada uno de nosotros y la forma de alimentarnos, con amor y con respeto a todos los Seres, es parte de esa nueva Tierra que se está empezando a manifestar.
Un gran abrazo de Luz y Sonido.
Ana Isabel Gallego.
