Centro Krystal Esmeralda

martes, 29 de diciembre de 2020

RITUAL PARA NOCHE VIEJA



RITUAL PARA NOCHE VIEJA

En el 31 de diciembre, aunque el calendario Gregoriano no corresponde con el año solar, que sería en el Solsticio de invierno, ni con el año astrológico, que sería con el equinoccio de primavera, cuando el Sol entra en Aries, hay una gran entrada de energía.

Los Seres de Luz aprovechan el momento en que la humanidad está, al mismo tiempo, pidiendo buenos deseos y compartiendo esa energía, para irradiar Luz al Planeta, por lo que se forma una gran energía en la atmósfera.

Si el resto del año, cada día todos a la misma hora, nos reuniéramos con la misma intensidad y deseos de felicidad compartida, de prosperidad, de amor, salud y tantas cosas buenas como nos deseamos en el momento en que celebramos la entrada del año nuevo, podríamos realmente hacer un gran cambio en el Planeta y la humanidad.

Aprovechemos esa maravillosa energía que se forma, de una manera consciente, para atraer hacia nosotros la mejor de las posibilidades, para este nuevo año que está a punto de comenzar.

Para empezar este ritual tomaremos primero un baño con un puñadito de Sal marina, para limpiar nuestras energía. (Los baños con Sal además son muy buenos para limpiar toxinas, siempre y cuando no se tenga la tensión baja)

En caso de no poder hacerlo o no disponer de bañera, en la ducha, tomaremos un puñado de sal y frotaremos nuestro cuerpo.

Acabaremos la ducha o el baño con un aclarado con agua limpia, visualizando que el agua se lleva todas aquellas energías que ya no necesitamos, pues damos por terminado nuestro aprendizaje con ellas.

Habremos preparado un aceite corporal, con un aceite de almendras dulces como portador, al que habremos añadido unas gotitas de esencia de lavanda, romero, limón, hierbabuena y sándalo.

Si no disponemos de todas, no importa, usaremos la que tengamos, ponemos nuestra intención para que sea con el propósito de armonizar nuestra aura.

Nos podemos dar el aceite después del baño, especialmente en los pliegues internos de los codos, antebrazo, muñecas y esternón, a la altura del corazón.

Después prepararemos nuestro espacio, en casa, para realizar nuestra carta con las peticiones para el nuevo año.

Lo limpiaremos, quemando un poquito de palo santo o incienso, y podemos tocar un cuenco tibetano, unas campanitas o simplemente diciendo una oración con la que resonemos.

Ahora vamos a preparar una vela, preferiblemente blanca, a la que habremos untado un poquito de esencia de nuestra elección.

Mientras la damos a lo largo de la vela la esencia, pensamos que es para que ilumine nuestro nuevo año y nos ayude a cumplir nuestros deseos.

Es importante nuestra intención y concentración mientras lo realizamos, para poner toda nuestra energía en ello.

Ahora cerraremos unos minutos los ojos y visualizaremos lo que queremos para el nuevo año.

No olvidemos que lo que pidamos, debe ser para nosotros, pues no debemos intervenir en la vida de nadie, si no nos lo ha pedido o tenemos su permiso.

Escribiremos en un papel nuestros deseo para el año y al terminar diremos:

“Gracias, gracias, gracias. Hecho está”

En un plato, derritiendo un poquito de cera de la base de la vela, la pegaremos en el centro.

La vamos a rodear de un círculo con hojas de laurel, simbolizando el triunfo y el éxito de nuestro deseo y por fuera ponemos otro círculo con sal, para proteger nuestra petición.

A las 12:00 de la noche, o unos minutos antes, cuando vayan a empezar las campanadas, encendemos la vela leyendo nuestra petición.

Mientras comemos las uvas, nos imaginamos a nosotros mismos, viviendo nuestro deseo concedido.

Dejamos que la vela se consuma sola, por supuesto no la dejamos sin vigilancia, si por lo que sea, necesitamos apagarla, lo haremos con la mano o dándole aire con un abanico, nunca soplando.

Y cuando volvamos a encenderla, volveremos a leer nuestra petición.

Cuando esté a punto de consumirse la vela, quemamos con su llama nuestro papel, dando las gracias porque nuestro deseo está en marcha.

Espero que se os cumplan vuestros deseos, un gran abrazo de Luz.

Ana Isabel Gallego.





















 

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